miércoles, 19 de noviembre de 2008

cumpleaños feliz


Al salir de la ducha Eme encuentra a Teo frotando una madeja de virutilla entres sus pies y el embarrado piso de madera. Eme ignora a Teo. No lo mira cuando él le pregunta algo. ¿Eme, podrías explicarme? Entonces Eme, lenta y despreocupada, recoge los vasos y las botellas vacías de la noche anterior, abre todas la ventanas, sube el volumen de la radio, toma otro tanto de virutilla y enciende un cigarrillo. Teo se detiene a mirarla fijo como pidiéndole que por favor ella también lo haga. Eme, sin quitar la vista del suelo, estira la mano para pasarle el cigarrillo y, al mismo tiempo, le pregunta si quiere fanta. Teo no responde y se acerca. Ella lo evita pero Teo se acerca tanto y tan despacio que le nubla la vista ¿Quieres fanta? repite Eme. El hombro de Teo en su nariz hace que ella vea todo fuera de foco, intenta salir de ese estado para ir en busca de la fanta pero Teo no la deja inclinando un lado de su cara al otro lado de la cara de Eme. Yo quiero fanta ¿tú quieres fanta? Teo sigue sin responder y la abraza tiernamente como si Eme fuese un animalito perdido. Eme se hunde en la camiseta de Teo que tiene ese olor que sólo tiene la ropa de Teo y quiere ponerse a llorar porque él no se da cuenta de las cosas que ella sí. Quiere ponerse a llorar porque los abrazos entre Teo y Eme son algo así como de un tiempo en el que todos han muerto ya y le da tanta pena verlos dibujados en café y rosado mientras Teo acerca su cara arrastrándola desde el cuello hasta la boca de Eme con una solemnidad oscura y Eme no puede hacer más que quedarse ahí plantada como un pequeño arbustito de boca semi abierta con miedo a que el viento la bote, sintiendo el tibio recorrido de Teo que se dirige directamente a ella y que, aunque Eme quiere golpearlo y decirle muchas palabras que se aprendió en ruso precisamente para estas ocasiones, se queda así, escuchando el espeso y descarado torrente sanguíneo que le pasea por las orejas. Le gusta juntar su lengua con la de Teo porque son muy diferentes y el grosor y la aspereza de la lengua de Teo hacen que la lengua de Eme se estremezca y quiera rodearla y empujarla. La lengua de Teo es más caliente que la mía. Me gusta tu lengua porque es como si fuera algo grande que me cuida como si con tu lengua pudieras limpiarme o hacerme cariño, como si tu lengua pudiera salvarme de todo lo que yo no me he podido salvar. Entonces Teo la toma en brazos como si Eme fuera una muñeca de trapo, como si estuviera hecha de lana y a Eme le quedan colgando los pies y se acuerda de cuando tenía siete años y su hermano que era tan grande la paseaba por la casa y ella tan liviana como si fuera un juguetito de la familia. Y sus lenguas pasándose por al lado de sus muelas y por debajo del paladar se lamen como cachorros limpiándose con tristeza y dulzura, con olor a sombra de bosque y la tibieza de uno tirita con la tibieza del otro, en un beso que dura minutos muy largos hasta que se oscurece, se hace de noche y se duermen de pie apoyados en la pared.

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1 comentario:

Anónimo dijo...

uawww, me encantño, maravilloso.. que explicito !!!, delicioso !!.

que buen blog, lo sigo insisistiendo !!

te cuidas, un abrazo

bye