lunes, 11 de mayo de 2009

y que

como cuando pienso que todo es de otro capítulo. y tú me dices que los medicamentos. pero veo los vasos en el lavaplatos manchados de aceite y los libros de idiomas mezclados con los de paisajes aéreos y mis calzones tirados en el baño y las hormigas acechándolos y tú finges ser el protagonista desagradable de una novela que nunca recuerdo y hablas como doblado al español diciendo frases como estoy jodido o no sé cosas que nunca dices y me tratas a mí como si yo fuera doris duke o alguna rubia millonaria y elegante y crees que todo va a mejorar si continúas convirtiendo lo que está muy cerca y yo tengo que sentarme en la mesa de la cocina con un cigarrillo de los escondidos y figurar que lo fumo o imaginarme borracha mientras avanzan las páginas hasta otro capítulo que me toque a mí en el que hagamos cosas que siempre hacemos como ver el regreso del jedi o ir a la piscina pública y que un perro intente morderte y que a ti te de mucho miedo porque eso ya ha pasado y entonces caminemos llamándonos con otros nombres hasta entrar al ascensor y que como siempre tú te apoyes en mí y durante los siete pisos yo te escriba con un dedo algo en la cabeza que tú adivines en el piso cinco y que nos acostemos a leer ese supuesto guión que tiene el peor de los títulos y que tú uses esa voz que es nueva y que sólo usas para leer supuestos guiones y que yo te digo es cursi y que tú me digas que hoy sólo te he dicho cosas como que tienes mal olor o que tu chaqueta es demasiado abrigada o que estás respirando raro y no recuerdas que más pero que deje de decirte esas cosas y que yo te diga que no puedo mentirte ni dejar de decir lo que pienso que así ha sido siempre todo lo que hago todo inevitable todo tú sabes que si yo pudiera dejar de hacer dejar aunque fuese un poco algo y que tú me pongas la almohada en la cara como intentando ahogarme y me digas que soy la más la más de todas la más la más

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viernes, 1 de mayo de 2009

té con leche

Teo insiste en hacer ese tipo de preguntas a las que Eme sólo puede responder confusamente. A veces me siento contenta pero no podría hablarte sobre la felicidad como lo hace la mayoría de la gente. Eme sospecha que en algún momento se acostumbró a pensar sólo en desgracias y que, quizás, a Teo le pasaba lo mismo. Cuando tengo que dedicarme a algo pienso que la humanidad estorba de muchas maneras. Pero luego pienso que. Luego pienso que querer es algo natural. Como cuando te quiere un animal. Una vez Teo le envió una carta a Eme preguntándole por qué había que esperar un desastre para entender. Yo te escribí de manera tan triste y lógica que decidí no responder. Ahora Eme piensa que no tiene una respuesta. Supone que no todo está coordinado. La mayor parte del tiempo cuestiono lo de nosotros. Después apagas la luz y me doy vuelta en la cama, Teo, y tú me abrazas para dormirte como si no pudieras hacerlo de otra manera y yo te toco la cara mientras pienso en algo que me de mucho miedo como los extraterrestres y paso toda la noche con esa doble emoción hasta que sale el sol y tú me dices Eme de nuevo no dormiste y yo te digo que eso no importa, que ni una luz rara vino a raptarme, que hagamos té con leche y nos metamos de nuevo en la cama para que yo duerma veinte minutos. Aunque lleguemos tarde a donde tengamos que ir.

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